PRESENTACIÓN SONDEO SOBRE LA PERCEPCIÓN Y VIVENCIA DE LA SALUD MENTAL EN JÓVENES QUE RESIDEN EN EXTREMADURA

 

  Este sondeo se enmarca dentro de un proyecto destinado a la población joven y que desarrolla varias actividades más, el Centro de Investigación en Derechos Humanos. Es financiado por el Instituto de la Juventud, de la Presidencia de la Junta de Extremadura.

Entre las actividades de 2024 está la formación en derechos humanos impartida en centros educativos, formación online sobre igualdad, violencia hacia las mujeres o prevención del racismo. Asesoramiento jurídico a víctimas de vulneraciones de derechos humanos, o de actos discriminatorios.   Talleres sobre los derechos de las personas con discapacidad en colaboración con Plena Inclusión y el sondeo, del que vamos a presentar los principales resultados.

  ¿Por qué en Adhex hemos abordado este tema?

El artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos recoge, en su punto 1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios.

Desde nuestros inicios, este tema ha sido una de nuestras principales preocupaciones, por la gravedad y las consecuencias que acarrea para las personas que padecen una enfermedad mental, como por la escasez de recursos públicos tanto humanos, como materiales, de los que adolece nuestro sistema sanitario.

Desde el 2020, con la pandemia de la Covid-19, y todo lo que causó,  la salud mental se ha agravado.

Varios fueron los colectivos de personas que la sufrieron con más virulencia, por sus circunstancias personales o profesionales. Además de las personas mayores;  enfermos crónicos, personal sanitario, mujeres en desempleo y con cargas familiares, también la infancia y la juventud. 

En un estudio de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, realizado conjuntamente con varias sociedades científicas como la Sociedad de Psiquiatría Infantil, o la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia, y que presentaron en abril de 2022, advertían que: La pandemia ha provocado un aumento de hasta el 47% en los trastornos de salud mental de los menores.

Los diagnósticos de TDAH (Trastornos por Déficit de Atención e Hiperactividad) se multiplicaron por tres o cuatro y lo más grave, según los especialistas en salud de la infancia y juventud: los comportamientos suicidas han aumentado hasta un 59% en la población joven. 

Resaltan que los diagnósticos por trastornos mentales en Urgencias aumentaron un 10%. Sin embargo, ciertas conductas tuvieron un ascenso muy notable: además del incremento de los suicidios y de los intentos de suicidio y la autolisis, despuntan  la “Intoxicación no accidental por fármacos” con un aumento del 122%, “los trastornos de conducta alimentaria” en un 40%, la depresión en un 19% y la crisis de agresividad en un 10%.

Entre los factores que han influido en este aumento tan preocupante está que en el confinamiento interrumpió la actividad física de menores y adolescentes. El uso excesivo de las nuevas tecnologías que ya sabemos que está asociado al aumento de las adicciones comportamentales como el juego, las compras impulsivas, el consumo de pornografía online, etc.

A todo esto le sumamos que muchos y muchas adolescentes ya partían de una situación más vulnerable, expuestos a situaciones de pobreza, abuso o violencia que se empeoraron durante la pandemia.

Y obviamente, sin un plan efectivo de atención a la salud mental en general y a la infancia y adolescencia, en particular, el agravamiento de esta es tremendamente preocupante. 

Las expertas y expertos en salud infantil y juvenil vienen haciendo una serie de recomendaciones para intentar paliar esta situación. Unas propuestas que, desde luego, urgen poner en marcha, y a las que, por supuesto, la Asociación Derechos Humanos y de las Mujeres de Extremadura nos sumamos.

  • Aumento de los recursos de atención a la salud mental, tanto a nivel hospitalario como ambulatorio.
  • Formación específica en psiquiatría infantil y adolescente para los y las pediatras, en especial de atención primaria y urgencias.
  • Los y las profesionales de la pediatría deben ser capaces de reconocer los trastornos más frecuentes (ansiedad, TDAH, depresión) para detectar comportamientos suicidas y graduar su riesgo, enfocando el manejo de los casos menos graves y derivando a los de riesgo”, para ello es necesario aumentar la formación durante el período MIR en servicios de psiquiatría infantil y reforzar la formación continuada.
  • Detección precoz. La Academia Americana de Pediatría recomienda realizar un cribado a los 12 años de edad, para poder identificar aquellos que están en riesgo de depresión y/o ideación suicida e intervenir de forma precoz. Porque, este de la salud mental, en la juventud es un problema global.
  • Incorporación de especialistas en salud mental (psicólogos clínicos) en los centros de Atención Primaria.
  • Mejora de la coordinación en Atención Primaria con otros recursos.
  • Formación en salud mental en colegios e institutos, dirigida tanto a profesorado como a madres y padres en relación con identificación y regulación de emociones, respeto a la diversidad, etc.